Cartas de AstracánLa Oposición

Rakovsky desde Astracán: tercera carta

Diego Farpón

Proseguimos con las llamadas cartas de Astrakán. Esta es la tercera de la serie. En ella Rakovsky señala, fundamentalmente, aspectos de su vida a Trotsky.
Como ya señalamos, la fuente son los cahiers León Trotsky.


Astracán, 3 de marzo de 1928

Querido amigo,
Te envío hoy el segundo paquete de periódicos. Probablemente ya hayas recibido el primero, así como mi carta certificada enviada hace tres o cuatro días.
Te escribo sin esperar tu respuesta, porque en mi última carta hablé poco de mi vida aquí y también porque me gustaría completar mi análisis de las relaciones angloamericanas (ya tratadas en mi carta) añadiendo dos nuevos factores.
Hace casi dos semanas que me mudé a una nueva casa. Alquilé una habitación a un funcionario de aquí, un hombre con una familia de cuatro miembros. Se han instalado todos; en la habitación delantera, que está junto a la mía, y en la cocina. Mi habitación es luminosa y estoy en el centro de la ciudad (mis ventanas dan al jardín público), cerca del comité ejecutivo regional. Me preparan la comida, pero por la mañana y por la noche ejerzo mis habilidades culinarias con la ayuda de una pequeña estufa de alcohol.
Ya te he escrito que en la actualidad, mientras continúo el estudio de la región de Astracán y el examen de sus fuerzas productivas, me he volcado en el estudio de los problemas de la educación nacional. El informe sobre la división en distritos se remitirá a Moscú por el presidente de la región y su secretario. La cuestión de la división de la región al sur del Volga en distritos se estudiará en el marco del Plan de Estado. En las reuniones dedicadas al Plan regional se han debatido hasta ahora numerosos problemas económicos. Resulta que, aparte de la industria pesquera (que tiene un beneficio de 70 millones de rublos y produce alrededor del 60% de los productos pesqueros de la Unión Soviética), todas las demás ramas de la vida económica están muy atrasadas.
Especialmente los koljoses tuvieron mala suerte. Para realizar un estudio más completo, se ordenó una investigación cuyas conclusiones están previstas para el 1º de junio.
Apenas salgo. Una vez fui al teatro, pero finalmente lo dejé para no despertar la curiosidad. También he reducido mis visitas al cine, yendo quizás una vez a la semana. Allí, como no hay intermedios, se puede pasar desapercibido. Cuando vivía en el hotel, sobre todo al principio, y a pesar de la vigilancia del portero, me asediaban constantemente todo tipo de solicitantes: inválidos, parados, extranjeros (que preguntaban cómo obtener un pasaporte), los llamados «potemkines», etc. Uno de estos «potemkin» me dijo un montón de tonterías, entre otras cosas que me había conocido en Constantinopla, que se había ido «a escondidas», que hablaba nueve dialectos y que bebía (estaba borracho), pero sin exagerar y, naturalmente, como los demás acabó pidiendo un subsidio, diciendo que el comité ejecutivo de Odessa, al encontrarlo en la lista de «potemkines», le había dado cincuenta rublos. Le di uno y me pidió otros 20 kopeks, el precio de una camisa, 1,20. El camarada director del hotel me dijo después que 1,20 es el precio de una botella de vodka.
Salgo regularmente a comprar alimentos (las hijas pequeñas de la anfitriona van a la escuela y no tienen tiempo de hacer cola); al principio iba a la cooperativa local, pero como me quitaron el turno en la cola, creo que por casualidad, voy a los comerciantes privados. Por el momento no tengo ninguna queja sobre mi salud. El tiempo sigue siendo frío. El deshielo comenzó hace tres días, pero todavía hace mucho frío. Dicen que el tiempo se volverá más suave, lo que es peor que el frío. Cuando comienza el deshielo y con él el derretimiento de la nieve, el aire se llena de los malos olores del barro podrido, esos olores que aún permanecen desde la época de los khans tártaros (no hay desagües ni tuberías de agua en la ciudad). Con la llegada del calor y los vientos, se levantan nubes de polvo y arena -como en Alma-Ata- y llenan los ojos, la boca y los oídos. […]
Los dos apóstoles se han convertido en tres mosqueteros. Sin embargo, el problema no está resuelto. El partido gana un buen y capaz militante, sobre todo si se le deja en el centro, pero no es por esto, ni por una posible vuelta de todos al mismo precio, que el partido, así como sus estrechos vínculos con el proletariado, saldría ganando. […]
Hablando de nuestros camaradas franceses, he omitido mencionar una particularidad: a menudo, en sus intervenciones en la Cámara, sobre la S. D. N., por ejemplo, intentan con su argumentación demostrar a la burguesía francesa que no es ventajoso para ellos aliarse con los ingleses, sino que es más ventajoso aliarse con nosotros…
En L’Humanité encontrarás algunas caricaturas muy divertidas de Cabrol. Quizá tenga más talento que Gassier, que tanto te gusta. Los «Poincarines» de Cabrol son inimitables. Temía que no reconocieras a todos los personajes. Poincaré no es difícil de reconocer; también vemos a Sarraut, que parece un mono, lleva un traje de juez (con una gorra en la cabeza). Barthou, con su hocico puntiagudo como el de Mouraviev. Blum con sus grandes mofletes – gran bebé. Painlevé también está allí, así como Herriot y los demás.
Escríbeme sobre cómo esta tu fiebre. Es posible que la vieja historia comience de nuevo.
Abrazos a N I y Levou, un fuerte abrazo.