Kote Tsintsadze y la generación de 1917
Diego Farpón
La portada del número 19 del boletín de la Oposición (bolcheviques-leninistas), de marzo de 1931, recoge un artículo de Trotsky sobre Kote Tsintsadze: en memoria de un amigo. Ante la tumba recién excavada de Kote Tsintsadze.
En este escrito Trotsky señala que “se necesitaron condiciones extraordinarias -el zarismo, la clandestinidad, las cárceles y los exilios, la lucha contra los mencheviques durante muchos años y, sobre todo, la experiencia de tres revoluciones- para formar a militantes como Kote Tsintsadze”.
La experiencia de Tsintsadze y de quienes, junto a él, tomaron el poder en 1917, era inmensa. Así se forjaron no sólo los elementos más destacados y conocidos de la dirección, sino la militancia bolchevique. Y las condiciones extraordinarias y las experiencias y las enseñanzas no se detuvieron. Trotsky nos cuenta que Tsintsadze “en 1928 fue deportado a Bajchisarái, donde el viento y el polvo tuvieron un efecto devastador en sus pulmones. A continuación, fue trasladado a Alushta, donde un invierno terrible completó la obra de destrucción”.
Pero si nos detenemos en Kote Tsintsadze no es sólo porque fuese “una de las figuras más atractivas del viejo bolchevismo”, sino porque “no era un teórico”, porque “dejaba de buen grado que otros formularan los objetivos de la revolución, del partido y de la Oposición”. Nos detenemos en Kote porque sin figuras como la suya, sin miles y miles de militantes honestas/os y anónimas/os, sin militantes como Kote Tsintsadze, no habría sido posible la revolución.
Sin embargo, y esto es lo que nos permite volver a Kote, pese a no ser un teórico, encontramos un par de cartas firmadas por el revolucionario en el boletín de la Oposición. La primera de ellas en el número 11, “un bello documento que muestra firmeza, claridad de pensamiento y convicción”; la segunda en el número 12: Kote no era un teórico “pero cada vez que oía una nota falsa tomaba un bolígrafo en sus manos y ninguna «autoridad» podía impedirle expresar sus preocupaciones u objeciones. Así lo demuestra, en particular, una carta que escribió en el extranjero el 2 de mayo del año pasado y que se publicó en el número 12-13 del Boletín (p. 27). Este practicante y organizador guardó la pureza de la doctrina con más rigor y firmeza que muchos teóricos”.
Así mismo, en el número 19 del BO se publican distintas cartas y extractos. Señalaremos, también, que pese a no ser un teórico alcanzó a escribir un libro sobre la toma del poder y sus recuerdos. Comenzando por orden cronológico, presentamos aquí la carta que escribió Kote y fue publicada en el BO número 11, en mayo de 1930. Esta carta fue recogida en el número 6 de los cahiers León Trotsky. Gracias a esta publicación hemos podido recuperar el primer párrafo de la carta, puesto que en su momento no fue publicado.
El BO presentó de esta forma la misiva: “el autor de la carta, el camarada Kote Tsintsadze, uno de los miembros más antiguos y autorizados del Partido Bolchevique, con un gran pasado militar, se encuentra ahora en el exilio. El camarada destinatario M. Okudzhava es también un viejo bolchevique, un exiliado. El editorial de este número del Boletín habla de la evolución de las opiniones del camarada Okudzhava. Hemos omitido sólo la primera parte de la carta, en la que el camarada Tsintsadze, enfermo de tuberculosis, habla de su salud y de la salud de sus amigos”.
Carta del camarada Kote Tsintsadze al camarada Mikhail Okudzhava
10/11-1930
Querido Misha,
He recibido tu carta así como una copia de la carta de Kh. G. y tanto una como la otra me traen malas noticias. La primera sobre tu salud, que no es buena, y la segunda sobre los problemas políticos. Mi salud tampoco es brillante, de hecho es bastante mala. La hemoptisis ha adquirido un carácter definitivo: en diez días ha habido una hemorragia cada dos días. En cuanto al corazón, es aún peor, pero no pierdo la esperanza de una mejora. Puede ser una esperanza vana, pero tengo esa esperanza y vivo. Sobre tu salud, debemos hacer sonar la alarma. Debes exigir que te trasladen al sur. Allí mejorarás. Intenta plantear la cuestión de tu traslado a Yalta.
Ahora vamos a la política. Tú, querido Misha, te sorprendes de que la «Carta a los amigos» haya podido llegar a ti. No hay nada de sorprendente en ello, ya que esta carta está provocando disensiones entre la oposición, y eso conviene al aparato. El aparato quiere aprovechar estas desavenencias y separar otro grupo de nosotros. Seguramente tendrá éxito, porque el lema «volver al partido, a pesar de todo» se ha hecho muy popular entre una parte de la oposición que está en el exilio y en los aisladores. Me he dado cuenta de que la preocupación fundamental de muchos camaradas es saber qué declaración escribir, qué complacerá más a Yaroslavsky-Stalin (hablo en base a la información que tengo). A partir de este momento, están dispuestos a tomar como pretexto para su salida, la más mínima coma o el más mínimo punto mal colocado por el autor de la «Carta a los amigos». La declaración se ha convertido en una especie de fetiche. A cada estornudo a la izquierda por parte de la dirección, muchos compañeros se ponen nerviosos y buscan escapar del ambiente cargado, pero se encuentran con uno aún más cargado. Espero que no sospeches que te pongo en esa categoría. De ninguna manera. Lo único que digo es que hay que tener mucho cuidado con la valoración del momento.
Un breve resumen de tu carta es el siguiente: la política del centrismo ha entrado en bancarrota, la vida ha justificado y justifica sin duda la oposición, dada la bancarrota, bajo la presión de las masas del partido y de nuestra lucha, la dirección se ha visto obligada a encontrar una salida por los caminos de la izquierda. Al mismo tiempo, se mostró capaz (subrayado por mí en todas partes. – K. T.) de rearmarse, es decir, de adoptar finalmente la línea leninista. Es imposible no darse cuenta de los cambios que se han producido y se están produciendo, que no pueden caber en una maniobra, la dirección de hecho ha vuelto sobre los rieles leninistas. Esta es nuestra línea, por lo que debemos adoptar la línea general con mayor claridad y decisión, abandonar la lucha fraccional, redactar una declaración, exigir el regreso al partido de «toda la oposición«. Consideras un error la apreciación de L. D., que su actitud que no es la nuestra; según tu opinión, L. D. subestima el cambio, lo considera una maniobra, etc. La diferencia: L. D. no cree en un giro real, no cree en una corrección final de la línea por parte del centrismo, lo considera una coincidencia «táctica» temporal. Tú crees, estás convencido, de que la línea general de la dirección es completamente leninista, una línea que nos es familiar, es decir, que es nuestra. Así son tus actitudes y las de L. D. En este caso estoy del lado de L. D. Tú partes sólo de lo que ocurre hoy, para ti es una verdad absoluta el último giro real del centrismo: para ti en este momento no hay centrismo, sino leninismo puro y auténtico. Para mí, todo lo que está ocurriendo hoy es una maniobra profunda. No veo leninismo genuino en este giro. Estoy de acuerdo contigo en que el centrismo ha quebrado y se ha visto obligado a buscar una salida en la izquierda. Pero no estoy de acuerdo contigo cuando consideras que puede llegar a colocarse definitivamente en el camino de la izquierda. El verse obligado a tomar el rumbo de la izquierda no es una prueba que pueda convencer a uno de la autenticidad de una u otra línea. Cualquier organización, por las condiciones objetivas de la vida, se puede obligar a cualquier cambio, pero esto no constituirá su naturaleza, su verdadero rostro. Al menor cambio de condiciones, con la presión de la derecha, el centrismo se verá «obligado» a dar un giro a la derecha. Todo el pasado del centrismo es prueba de ello. Señalas la actividad de las masas, que es la garantía de que la dirección «no puede» girar a la derecha, sino que seguirá realmente el rumbo que ha tomado. ¿Cómo de real es esa actividad? ¿Cómo se comprueba? ¿Dónde están los medios para verificar la autonomía de las masas? ¿En los informes oficiales? Hay que tener mucho cuidado con los informes oficiales sobre la actividad y el bienestar de las masas (recuerda el primer trimestre del plan quinquenal). Además, me preocupan mucho los métodos con los que se llevan a cabo todas estas actividades de izquierda. Uno tiene la impresión de que alguien quiere descarrilar deliberadamente el rumbo de la izquierda. Las alarmantes noticias sobre el fracaso del primer trimestre del plan quinquenal aumentan mi preocupación por el hecho de que en los métodos utilizados tanto en las ciudades como en los pueblos acecha el peligro del fracaso del rumbo de izquierda. Y aquí la cuestión del régimen del partido pasa a primer plano. Al fin y al cabo, el éxito en todos los frentes depende de cómo sean las organizaciones locales del partido (autoridad, conciencia, popularidad, etc.). Nada, o casi nada, se ha hecho al respecto. La lucha contra la derecha ha terminado en un empate, todas nuestras organizaciones están llenas de ella, algunos funcionarios son sustituidos por otros del mismo tipo. De ahí que la conclusión sea que el mero cambio de funcionarios del partido está empeorando la situación (Bakú, Leningrado, etc.), y mientras tanto la persecución del ala izquierda continúa con mayor fiereza que antes. De todas partes llegan noticias de nuevas detenciones, expulsiones, encierros en celdas de aislamiento, etc. Incluso los capituladores no tienen credibilidad. Taparon pequeños agujeros en el aparato soviético sin importancia. No se les permite entrar en el partido. Los capituladores justificaron su capitulación diciendo que tenían que ayudar al partido. ¿Dónde, a quién y cómo ayudar? El aparato rechaza su ayuda: «No es necesario, podemos prescindir de ti». El frente principal -el partido- se resquebraja. La dirección lo ve, pero se limita a los paliativos: reemplaza a los funcionarios del partido, pero no piensa en cambiar el régimen del partido para que se desarrolle el espíritu de iniciativa. No quiere oponer la oposición de izquierdas a los derechistas que desbaratan el rumbo de la izquierda. Muchos camaradas siguen considerando la persecución de la oposición de izquierdas como un asunto secundario, completamente subordinado a las cuestiones económicas. O lo explican por «inercia». Tampoco dices absolutamente nada al respecto. No le doy menos importancia a esta cuestión que a los cambios en la esfera económica, porque esta última cuestión también está relacionada con el régimen del partido, del que depende toda la suerte de la prosperidad económica y de otro tipo. Escribes sobre el reconocimiento de la línea general. ¿La cuestión de la persecución de la izquierda forma parte de esa línea general? Creo que no sólo está incluida, sino que constituye casi la mitad de la línea general. Al fin y al cabo, toda la lucha se ha desarrollado en torno a esta línea general. Te pregunto, ¿reconoces como leninista la actitud que la dirección tiene hoy con la oposición? En definitiva, ¿reconoces como leninista la línea que lleva escrita en su bandera: aplastar a la izquierda en todas las condiciones? La lógica es esta: reconociendo la línea general sin reservas, debemos reconocer también como correcta y leninista la persecución de todo lo que sea de izquierdas, leninista, en el partido. Sé que no eres partidario de esto, pero si los virajes de hoy no dejan dudas sobre la autenticidad del giro, y según tú son -estos virajes- absolutamente genuinos, no quedan más que los vestigios de la vieja política oportunista, entonces la pregunta es ¿por qué la dirección insiste y no quiere liberar a la oposición al menos del artículo 58? Tampoco respondes a esa pregunta. Parece ser el tipo de pregunta a la que se puede renunciar. Yo no lo veo así. No creo que se trate simplemente de la tozudez de los dirigentes, ni de la inercia o supervivencia, sino de una política deliberada de estrangulamiento de la oposición de izquierdas. Aquí la previsión de los dirigentes va más allá de lo que algunos piensan. Stalin sabe que con la Oposición de Izquierda hay una coincidencia táctica temporal, no una unidad estratégica (L. D.). Por lo tanto, elimina de antemano el obstáculo de la izquierda en caso de un giro a la derecha. Al mismo tiempo, ni un solo derechista ha sido aún expulsado del partido, encarcelado, deportado. Estoy de acuerdo contigo en que el centrismo está en bancarrota, ha tenido que declarar un rumbo de izquierda; en que ha habido cambios hacia nuestras posiciones, cambios muy grandes y profundos; también estoy de acuerdo en que tenemos el deber de reconocer estos cambios, apoyarlos, ayudar a ponerlos en práctica, exigir la vuelta de “toda la oposición» al partido. Pero todo lo anterior no es suficiente para el reconocimiento de toda la línea general. L. D. también estará de acuerdo con esta declaración. Estoy más que convencido de ello. No está contra el bloque, está a favor, pero advierte a la oposición contra ese paso que destruye a la oposición como corriente ideológica. Sólo tienes un punto de partida: los desplazamientos hacia la izquierda. Los tomas como un giro genuino de toda la línea para todos los tiempos, mientras que L. D. tiene otros puntos de partida. Es posible que se produzcan otras evoluciones, es decir, giros a la derecha bajo la presión de las fuerzas derechistas y antisoviéticas. Le preocupa especialmente la situación internacional, que no evoluciona a favor de la revolución, gracias al trabajo destructivo en relación con el llamado «tercer período» que está llevando a cabo la Comintern. Él tiene un análisis más profundo, más previsión de futuro, mientras que vosotros tenéis tácticas sólo para hoy y sólo en una zona de lucha (la URSS), porque no sabemos lo que pasa en el exterior. «Hay desplazamientos, sólo hay que pasar por ellos». Imaginemos incluso que, a pesar de nuestras diferentes valoraciones de la situación, estamos de acuerdo en que debemos redactar una declaración, al menos para el próximo XVI Congreso. ¿Qué debemos escribir en ella? ¿Cómo decir lo que es necesario, lo que hay que decir por parte de la oposición? Te hago algunas preguntas: 1) ¿Escribirás en esa declaración que el centrismo está en bancarrota (tu carta da una valoración notable de la bancarrota del centrismo)? 2) ¿Escribirás que el centrismo se vio obligado a dar un giro a la izquierda tras la quiebra del bloque de centro-derecha (tu carta también analiza bien esta cuestión)? 3) ¿Qué significa exigir el regreso al partido de “toda la oposición”? ¿Significa esto que no escribiremos declaraciones individuales, ya que las declaraciones individuales destruyen a la oposición como corriente? 4) ¿Escribirás que consideras que la línea de oposición es correcta, es decir, que está fuera de lugar renunciar a las opiniones? 5) ¿Te desvincularás de Trotsky, es decir, del llamado «trotskismo»? (Porque desvincularnos de L. D. -y esto es lo que se nos exige- significaría esencialmente que éramos, de hecho, seguidores del «trotskismo» y no de la oposición leninista, y que durante los últimos 6 años no nos habíamos puesto de acuerdo sobre cuál era el lugar del «leninismo» y el del » trotskismo»).
Si la respuesta a todas estas preguntas es positiva, es decir, si nuestra declaración se basa en 1) Justificación de la línea de oposición, 2) Quiebra del centrismo, 3) No renuncia a los puntos de vista, 4) Incorporación al partido de «toda la oposición» (no individualmente), etc., además de un rechazo honesto e incondicional del trabajo fraccional y un apoyo incondicional después la XVI Conferencia del Partido, estoy de acuerdo con esta declaración, y L. D. estará absolutamente de acuerdo. La diferencia entre nosotros es que tú eres partidario de aceptar toda la línea general sin ninguna reserva. Tú mismo escribes muy bien sobre el resto en tu carta. ¿No podemos escribir sobre estas cosas si queremos seguir siendo revolucionarios? Al fin y al cabo, no escribimos para nosotros mismos, ni para los dirigentes, sino para las masas. Cada paso que demos debe estar calculado para dar a las masas una educación revolucionaria, especialmente a la juventud. No discuto sobre la forma de escribir, pero debe basarse en los puntos que he mencionado anteriormente. No podemos decir simplemente que aceptamos la línea general y se acabó. En resumen, no estoy discutiendo la forma, el lenguaje, el estilo de la declaración, etc. Que se redacte para no «ofender» a nadie. Pero debe ser de tal manera que las masas nos entiendan, que comprendan lo que ha pasado en estos 10 años. No podemos desorientar a las masas como hicieron la «troika» e I. N. Smirnov, junto con los «revolucionarios nacidos en la cárcel» (Mrachkovky). ¿Estará la dirección de acuerdo con esto? ¿Aceptará nuestra petición? Evidentemente, no, porque queremos entrar en el partido con fuerza política, y él no quiere ninguna. Por eso te pido que me respondas más concretamente, ¿cómo te planteas prácticamente nuestra nueva declaración y exigir a toda la oposición que vuelva al partido? Mi propuesta es que volvamos a «llamar» al partido en el próximo XVI Congreso, pero nuestra declaración debe consistir en los puntos mencionados anteriormente más las novedades que ya existen en el campo de los métodos para seguir el curso de la izquierda. Para todo esto, es necesario que se nos permita colaborar, al menos a los que firmaron la última declaración.
Dos palabras sobre los enrailamientos: atribuyes el enrailamiento principalmente a los giros, es decir, al hecho de que nuestros cuadros están convencidos de la autenticidad del giro. Si observamos las concentraciones por grupos más o menos sólidos, creo que hubo poca convicción al respecto. El giro ha sido sin duda tremendamente importante, pero no del todo decisivo, sobre todo en las filas de los líderes de la oposición. Quiero preguntarte: si no hubiera habido exilios, celdas de aislamiento, entornos hambrientos y fríos, torturas morales y físicas, ¿habría habido una manifestación tan masivo o no? En presencia de la represión, la convicción ya no es decisiva, porque no se puede esperar que nadie sea un héroe. Característicamente, las salidas tienen lugar sobre todo en las células de exiliados y aislados, y en las fábricas y plantas sólo cuando los órganos de presión del Estado y del partido (GPU, CCC) se ponen a trabajar. De manera característica, las purgas en muchos lugares encontraron que las personas que habían regresado del exilio seguían trabajando a nivel local. Sosteniendo el látigo en una mano y el «giro» izquierdo en la otra, no es difícil crear un estado de ánimo de rendición en muchos. Entre los que se han ido están: 1) los que creían sinceramente en el giro (un pequeño porcentaje), 2) los que dieron un paso atrás bajo presión, pero que mantienen sus posiciones en el plano ideológico (un porcentaje bastante grande), 3) los que se confundieron por cuestiones controvertidas (entre los dirigentes), 4) los que aceptaron la retirada como una maniobra para seguir trabajando (un pequeño porcentaje) y 5) los que se aferraron a ella con la esperanza de una victoria fácil (un porcentaje bastante grande, también entre los «dirigentes»).
Esto es todo por ahora.
Saludos comunistas, K.