1917-2017 el centenario de la Revolución rusa en Información Obrera
La Revolución rusa constituye el hecho histórico más importante desde la perspectiva de la clase trabajadora. Tan sólo en las primeras semanas tras la toma del poder, ya se sucedieron decretos que abrían una nueva perspectiva: decreto de la paz para parar la sangría de la guerra, de la tierra para expropiar a los grandes terratenientes, de nacionalizaciones, de igualdad de los pueblos, de igualdad de los ciudadanos ante la ley, del matrimonio civil y del divorcio, de separación del Estado y la Iglesia, de la propiedad colectiva, del control obrero sobre la producción y de nacionalización de los bancos. Una nueva perspectiva, sí, la de desarrollar efectivamente las fuerzas productivas, la de mejorar las condiciones de vida de la población, en contraste frontal con el contexto internacional presidido entonces, como hoy, por las crisis y las guerras propias del estadio imperialista del capitalismo (1).
Ciertamente, 2017 no es 1917 pero, ¿acaso no son actuales muchas de esas medidas? ¿Acaso no padecemos hoy problemas por la injerencia de la Iglesia en los asuntos públicos y su financiación, particularmente en la enseñanza? ¿Acaso no se revela imprescindible poner los recursos financieros al servicio de las necesidades de la población, es decir, la nacionalización de la banca? ¿Acaso no se requiere urgentemente un marco de convivencia entre naciones basado en el derecho de autodeterminación? ¿Acaso no resulta urgente poner fin a las guerras imperialistas que asolan países enteros, dejando una estela de destrucción a la que se dedican fondos que se hurtan a servicios sociales?
Sin embargo, los trabajadores, los jóvenes en particular, ¿realmente conocen la experiencia de la revolución rusa, sus enseñanzas? Ya lo estamos verificando: convenientemente financiadas por las instituciones del capital, se despliegan campañas de intoxicación ante el centenario, que pretenden ocultar el profundo contenido social de la revolución. Su posterior degeneración burocrática, decantada desde mediados de los años veinte en ruptura con la tradición marxista del viejo partido bolchevique, se utiliza fraudulentamente para sostener la falacia de que no hay enseñanzas positivas de la revolución. Y también, desde otra perspectiva, se caricaturiza con la intención de que no pueda ser referente hoy.
Los trabajadores no tenemos nada que perder conociendo la verdad. Debatiendo fraternalmente acerca del legado de la experiencia revolucionaria. De su vigencia. Porque de igual modo que la Revolución francesa no es la Toma de la Bastilla, la Revolución rusa no es la Toma del Palacio de Invierno. Las revoluciones no son determinados acontecimientos puntuales, por importantes que sean y la condición de símbolo que acaben alcanzando. Las revoluciones constituyen un proceso caracterizado por la irrupción de la intervención directa de las masas en la vida social, mostrando expresamente su aspiración a construirse su propio futuro. Intervención con la que se abre la transición a una nueva organización social. Las revoluciones tienen un profundo contenido histórico que no sólo no puede reducirse a un momento específico, sino que sólo se comprende desde la perspectiva de la revolución permanente, formulada por Marx en 1844 y retomada por Lenin y Trotski desde 1904. Porque la revolución que abra una salida digna de este nombre a la barbarie en la que nos instala cada vez más la supervivencia del capitalismo no es un deseo, sino una necesidad.
Por todo ello, Información Obrera, tribuna libre de la lucha de la clase trabajadora, conmemorará a lo largo de todo este año 2017 el centenario del triunfo de la revolución rusa. Con la publicación de textos y análisis sobre ella y toda su trayectoria, así como promoviendo otras actividades (encuentros, conferencias, seminarios) invitamos fraternalmente a todos los compañeros a debatir. No desde la nostalgia ni desde el academicismo supuestamente neutral, sino tomando partido por el aprendizaje de todas las enseñanzas que nos aporta esta experiencia histórica -patrimonio de toda la clase obrera mundial- para nuestro combate por la emancipación de los trabajadores, que sólo puede ser obra de ellos mismos, organizándose políticamente de forma independiente de todo compromiso con las instituciones del capital.
Xabier Arrizabalo Montoro
(1) Información Obrera nº 311, enero de 2017.